¿Qué se sabe del desastre en la hidroeléctrica de Kajovka?

El ataque a la hidroeléctrica de Kajovka en la provincia rusa de Jersón la madrugada de este martes causó rupturas en la represa e inundaciones masivas en ambos lados del río Dniéper provocando evacuaciones a gran escala en la zona. Rusia responsabiliza a Ucrania de la ofensiva, mientras Kiev acusa a Moscú.

El estado de emergencia ha sido declarado en el distrito urbano de Nóvaya Kajovka, cuidad cercana a la represa, donde el nivel del agua ha subido más de 12 metros. Se estima que hasta 80 localidades se pueden ver afectadas en la zona inundada.

Además de su importancia en cuanto a la generación de energía y el uso de agua en la agricultura, la hidroeléctrica de Kajovka también es una fuente importante de suministro de agua para la península de Crimea.

Cerca de las 2:00 a. m. de este martes, la central hidroeléctrica fue objeto de ataques que destruyeron 11 de las 28 válvulas y la parte superior de la represa, provocando que el agua de la represa comenzara a descargarse de forma descontrolada.

Desde el servicio de emergencias de la provincia de Jersón detallaron que como resultado del bombardeo, “la estructura de la central hidroeléctrica quedó parcialmente destruida, lo que posteriormente condujo a la destrucción de tres de las compuertas [de la presa] por la presión del agua”.

También afirmaron que el ataque nocturno del Ejército de Ucrania tuvo como objetivos Kajovka, Nóvaya Kajovka y otras localidades de la provincia de Jersón, contra las que dispararon 37 proyectiles de obuses y otros dos del sistema Alder MLRS.

El alcalde de Nóvaya Kajovka, Vladímir Leóntiev, declaró entonces que el nivel del agua seguiría subiendo durante 72 horas. De tal manera, aseguró que se podrá “empezar la gestión de las consecuencias de esta emergencia” hasta que no descienda el nivel de agua.

Asimismo, señaló que la reparación de la represa es imposible, y tendrá que ser reconstruida totalmente, “después de la victoria de Rusia”, dijo.

Los servicios de emergencia locales evacuaron a los habitantes de cientos de viviendas de las zonas costeras ubicadas en la cercanía y comenzaron operativos en otras zonas.

Según las autoridades regionales, al menos 14 localidades con unos 22 000 habitantes se encuentran en la zona de inundaciones, mientras un representante de los servicios de emergencias estimó que la cifra podría ascender a 80.

Grupos operativos del Ministerio de Emergencias de Rusia fueron enviados a tres ciudades inundadas: Gólaya Pristam, Alioshki y Nóvaya Kajovka, y se han despachado más de medio centenar de autobuses para la evacuación de los poblados.

El portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, calificó el ataque a la presa de “sabotaje deliberado por parte de Ucrania”, que “puede tener consecuencias muy graves para varias decenas de miles de personas de la región, consecuencias medioambientales y consecuencias de otra naturaleza que aún están por determinar”.

“Al parecer, este sabotaje también está relacionado con el hecho de que, habiendo lanzado una ofensiva a gran escala hace dos días, las fuerzas armadas ucranianas están ahora fracasando en alcanzar sus objetivos”, añadió el vocero, asegurando que “estas operaciones ofensivas se están ahogando”.

Peskov también sugirió que uno de los objetivos del ataque fue cortar el suministro de agua a la península de Crimea abastecida por un canal que comienza en esa zona.

Sin embargo, el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, afirmó que la represa había resultado dañada en un “ataque terrorista” ruso, mientras que su principal asesor, Mijaíl Podoliak, acusó a Moscú de orquestar el “mayor desastre medioambiental en Europa en décadas”.

En su opinión, el incidente pretendía frustar la contraofensiva ucraniana que Kiev lleva meses prometiendo.

Varios funcionarios occidentales se pusieron de parte de Kiev, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, escribió en Twitter que “la destrucción de infraestructuras civiles constituye claramente un crimen de guerra”, y prometió “exigir responsabilidades a Rusia y a sus ‘proxies’”.

La explosión de la presa despertó inquietud por la situación en la central nuclear rusa de Zaporozhie, situada río arriba y que utiliza agua para refrigerar sus reactores.

Sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU, que mantiene una presencia constante en la instalación, aseguró que “no hay riesgo inmediato para la seguridad en la planta”, y añadió que sigue de cerca la situación.

El director general del OIEA, Rafael Grossi, al mismo tiempo confirmó que el nivel de agua del embalse utilizado para enfriar la central nuclear de Zaporozhie descendió gravemente, pero aseguró que la planta cuenta con una fuente de agua alternativa suficiente para durar meses.

El asesor del director general de la corporación estatal rusa de energía nuclear Rosenergoatom, Renat Karchaa, comunicó que el daño en la central hidroeléctrica y la disminución del nivel del agua en el embalse de Kajovka representan un riesgo “mínimo” para la planta nuclear.

Este miércoles, la agencia TASS citando a los servicios de emergencias locales informó que unas 2 700 casas en 15 poblados de la provincia rusa de Jersón quedaron inundadas tras el ataque contra la central hidroeléctrica de Kajovka.

El alcalde de esa localidad, Vladímir Leóntiev, comunicó este miércoles que al menos siete personas se encuentran desaparecidas como resultado de las masivas inundaciones. Las operaciones de evacuación continúan, así como el suministro de alimentos y agua.

Las autoridades locales han decretado el estado de emergencia en la provincia de Jersón. Una medida similar se adoptó la jornada anterior en el territorio del distrito urbano de la ciudad de Nóvaya Kajovka.

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