Rolando Castro cuestiona al fiscal general por no aplicar sentencias condenatorias contra alcalde d’Aubuisson

El ministro de Trabajo, Rolando Castro, cuestionó al fiscal general de la República, Raúl Melara, por no haber procedido en contra del alcalde de Santa Tecla, Roberto d’Aubuisson, a pesar de que hay dos sentencias judiciales en su contra por la violación de derechos de los trabajadores.

Castro recalcó que la sentencia condenatoria contra el alcalde es “definitiva e inapelable» lo que significa que “ya no hay ninguna instancia que pueda revertir dicha resolución”, pero “lo que sorprende es que hasta este día la Fiscalía General de la República ha actuado”, afirmó el titular de Trabajo, quien ha respaldado en sus demandas a los trabajadores que han vencido en juicio al jefe de comuna.

En caso que el alcalde no cumpla los veredictos, dijo Castro, la “Fiscalía debe actuar por el delito de desobediencia judicial, y actuar de forma coercitiva por ser un claro desacato a una resolución, esto debería de ser en trámite ordinario”, afirmó.

Los tribunales dieron la razón a trabajadores municipales que demandaron al jefe edilicio y a su concejo municipal por haberlos despedido para impulsar un proyecto de privatización de lo servicios de disposición de desechos sólidos. El tribunal ordenó el reinstalo de los empleados, pero d‘Aubuisson ha dicho no puede por el momento.

“D’aubuisson y su concejo municipal tienen dos condenas judiciales, han sido condenados por dos ocasiones en los tribunales competentes, pero además estas resoluciones han sido certificadas a la Fiscalia, eso quiere decir que los tribunales le informan a Fiscalía para que esta verifique el cumplimiento (de la sentencia)”, explicó el ministro.

El ministro consideró que en el país la justicia no protege a los pobres sino a los poderosos y por ello, muchos delitos quedan en la impunidad porque la justicia no actúa o porque lo hace en favor de los que tiene de su parte.

“Por eso en El Salvador seguimos denunciando que hay una justicia selectiva y hay dos tipos de personas: los que las instancias de este país corren a protegerlos y hasta esconder sus actos de corrupción y para la gente con estratificación humilde, que para ellos nunca funcionan las instituciones, tal como lo dijo San Romero. “La ley es como la serpiente, solo muerde al de pies descalzos”, lamentó el funcionario.

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